Castro, 21/02/2011
Estimados Amigos:
El motivo de este escrito es por lo siguiente: Veo a mi pueblo en un
periodo decadente durante largo tiempo ya, y ¡es una pena! Pero es real que lo
bonito de él se muere y de forma irrecuperable. Soy una mujer mayor, nací al
terminar la guerra y he conocido el bellísimo Castro de antes y el de ahora,
Catastrófico;
Por ello me dirijo a usted diciéndole que si ha de velar por mi pueblo,
y recuperarlo, cuente con mi apoyo y en pos de la candidatura de Castro
Verde ir haciendo, poco a poco, algo positivo por Castro.
Me encantaría antes de irme, tener la alegría de de volver a ver un
Castro Bello y libre de políticas malintencionadas.
Cuente con mi apoyo a su proyecto de futuro por un Castro Mejor.
Un Cariñoso saludo:
Ana María Quintana Zorrilla, 01/10/1938
Amiga Ana María, aunque cántabro de nacimiento y nacido también en la posguerra, mi familia emigró, siendo yo un niño de cuatro o cinco años, a la industria Vizcaína en busca de un mejor vivir, cuando mi vida laboral estaba ya en su cenit, volví otra vez a mi querida Cantabria y me instalé en este precioso pueblo que es Castro Urdiales, al que siempre visitaba a mi paso para Limpias y Ampuero, que son los pueblos de mi padre y mi madre respectivamente.
ResponderEliminarYa van para once años desde entonces y si el pueblo y su gente me han ganado totalmente, no he salido de sombro en asombro en cuanto a la vida municipal se refiere y no precisamente por merecer elogios.
Me gusta la vida sana, el aire libre que nos llega del mar y disfrutar de l@s buen@s amig@s, también amo a la madre naturaleza que nos da cobijo, amparo y nos alimenta y que por eso debemos protegerla y cuidarla pues estamos al límite; es por ello que voy a dar mi apoyo a Castro Verde, porque una buena ecología comienza por la honestidad individual de cada un@ y confío en que esa honestidad nos haga ver y velar porque desde Ayuntamiento de Castro se rija ordenadamente, siempre en beneficio de sus ciudadanos, con respeto al medio natural tan maravilloso que nos rodea y se recobre de una vez por todas la honra que nos corresponde como pueblo.